miércoles, 17 de octubre de 2012

JULIO Y LA BIBLIOTECA






CAPITULO 1. LA SORPRESA


Suena el timbre. Los niños salen corriendo de la escuela, allí los reciben sus familiares: abuelos, madres, padres, tíos, hermanos mayores... Podemos observar familias de todo tipo, de distintas razas, etnias y religiones. El color de la piel, la forma de vestir, su idioma, muestran sus diferencias, y  a pesar de ellas, se encuentran en la misma situación cotidiana: recoger a sus pequeños al finalizar las clases.
Por último vemos salir a Marina, una niña de unos 7 años. Va con muletas, su pierna esta escayolada. Su tío la está esperando en la puerta con paciencia y una gran sonrisa en los labios. Se llama Julio, tiene unos 30 años y es explorador, lleva una mochila vieja de color verde oscuro a su espalda. 
Marina sale despacio, triste, mirando al suelo. De repente, levanta la vista y ve a su tío. Su cara se ilumina.
- ¡Tito Julio¡
Julio deja la mochila en el suelo y se acerca a la niña, la coge en brazos y le da un gran abrazo.




- Mi pequeña Marina. ¡Cómo has crecido! 
- ¿Qué haces aquí?- Pregunta la niña extrañada.
- Te lo cuento de camino a casa.
Julio deja a Marina en el suelo, recoge la mochila y se dirigen al hogar de la niña. 
- Estoy de vacaciones Marina. 
- Pensaba que en tu trabajo no tenías vacaciones.
- En todos los trabajos hay vacaciones. Es necesario descansar. Incluso en el mio.
- ¿Y no te vas de viaje de vacaciones?
Julio ríe y contesta: - Estoy siempre viajando, para mí tener vacaciones es estar en casa contigo y la familia. 
- Supongo que las vacaciones no son iguales para todo el mundo.- Dijo la pequeña muy convencida.
Julio volvió a sonreír ante la simpatía de su sobrina y le revolvió el pelo con cariño.
Por fin llegaron a casa. La madre salió enseguida a saludar a su hija. Se llama Sara y tiene unos 34 años. 
- ¿Te ha gustado la sorpresa?
- Ha sido la mejor sorpresa del mundo mundial.- Dijo Marina entusiasmada, mientras abrazaba a su madre.
- Marina ahora hay que merendar, y luego podrás salir a jugar al parque.
Se dirigen a la cocina, y allí, mientras Marina merienda, siguen planeando la salida al parque. 
- ¿Me puede llevar el tito Julio?
- ¿Puedes tito Julio?- Dijo Sara con cierta ironía, mirando a su hermano.
- Claro que si. Estoy encantado de pasar tiempo con mi sobrina favorita.- Contestó sonriendo.
- ¡Bien!- Grita Marina entusiasmada.
- ¿Ya has terminado?- Pregunta Sara a su hija.
- Si, estoy lista para ir al parque.- Marina se pone en pie a gran velocidad,  olvidando por un momento su pierna escayolada, lo que provoca que pierda el equilibrio ligeramente, sin llegar a caer.
- ¡Cuidado Marina! - Dice Sara a su hija.
- Vámonos campeona. Intenta evitar romperte algo más. – Dice Julio mientras coge a su sobrina en brazos y sujeta las muletas. 
- Hasta luego. – Dicen a la par tío y sobrina.
- Hasta luego.- Contesta Sara sonriendo. 


CAPITULO 2. EL PARQUE

Marina y Julio llegan al parque. Vecinos y amigos se acercan a saludar a Julio, ya que hace tiempo que no tenían ocasión de hablar con él. 
Marina se sienta en un banco y juega a las cartas con Brenda, su amiga y compañera de clase. Julio sigue hablando con sus vecinos y amigos, sin perder de vista a su sobrina. 
- Vamos Brenda, es hora de irse a casa.- Grita Ana, de unos 27 años, a su hija.
- Adiós Marina, nos vemos mañana en el cole.- Se despide Brenda, mientras recoge sus cartas.
- Hasta mañana Brenda.- Le dice Marina, acompañando sus palabras con un adiós con su mano, mientras su amiga coge de la mano a su madre y se aleja del parque.
En ese momento Marina se siente sola, empieza a mirar a su alrededor y observa cómo todos los niños corren, juegan a pelota, a la comba y a otros juegos, a los que ella no puede jugar, debido a su pierna rota. Marina mira su escayola con cierta tristeza. Se mantiene sentada y aburrida, haciendo muecas, mirando al suelo y se queda hechizada observando su propio reflejo en un charco. 
Julio se acerca a ella y le pregunta:- ¿Qué te pasa Marina?
- Estoy triste.- Dijo la niña con cara de pena.



- ¿Y por qué estas triste?- Le pregunta mientras se sienta a su lado. 
- Me aburro. No puedo hacer nada por culpa de mi pierna rota.- Respondió la niña con gran pesar.
- Yo no estoy de acuerdo con eso.- Contestó su tío sonriendo.
- ¿Cómo que no? ¡No puedo jugar a pelota, ni a la comba, ni correr… si casi no puedo ni andar¡ ¡Tito! 
Julio se queda pensativo durante un instante y le dice a la niña.
- ¿Sabes?, aunque haya cosas que ahora no puedes hacer, tu pierna se pondrá bien, muy pronto. Y además, tienes la oportunidad de descubrir nuevos juegos, incluso puedes viajar y descubrir nuevos mundos.
- ¡Tito, creo que no me escuchas! Si casi no puedo andar, ¿cómo voy a salir de viaje?
- Hay muchas maneras de viajar Marina.
- Perdóname tito, pero sigo sin creerte.
- Verás Marina, yo he viajado a muchos países y para ello he tenido que utilizar uno o varios medios de transporte. Pero hay uno que te permite viajar a cualquier lugar, en cualquier momento.
- ¿Medio de transporte?
- Sí. Como por ejemplo el coche de tu padre. ¿Recuerdas el último viaje que hiciste en ese coche?
- ¡Ah!. Claro que sí, fuimos de vacaciones a la montaña.- Marina visualiza el coche de su padre Carlos, de 36 años. (Se ve una imagen del coche cargado de maletas, y en el interior del coche podemos ver a Carlos conduciendo, a Sara y a Marina, viajando hacía un pequeño pueblo de montaña).
- ¿Tito, fuiste hasta a África en coche?
- Me temo Marina que a algunos lugares no podemos llegar en coche. Por eso a veces, no nos movemos solo por tierra, sino también por el aire o por el mar. 
- ¿Qué transporte utilizaste para llegar a África?
- Fui en avión.- Contestó Julio.
Marina se imagina a su tío viajando en avión hasta África. 
- Sigo sin entender cómo voy a viajar con la pierna rota. Puedo subir en avión, o en coche, pero cuando llegue allí, seguiré sin poder hacer nada.- Julio sonrió ante la ocurrencia de Marina.
- Bueno, hay otro medio de transporte. Y con este medio, cuando llegues al destino, podrás hacer cosas.
- ¿Sí? Eso es magia.- Exclamó Marina.
- Si, y voy a enseñártelo ahora mismo.


CAPITULO 3. LA BIBLIOTECA


Marina y Julio están frente las escaleras de un gran edificio. Un edificio que parece algo antiguo, de grandes ventanales. Sobre la puerta principal de cristal, podemos ver un gran cartel que pone BIBLIOTECA. 
- Biblioteca, ¿Qué es esto tito?.- Dijo  Marina, intentando leer el cartel de la entrada.
- BIBLIOTECA- Dijo Julio, riendo.
- Marina repitió con calma BIBLIOTECA.
- Muy bien. 
Marina sonrió e insistió- ¿Pero qué es este sitio, tito?
- Este sitio es un lugar que te ayuda a viajar con la imaginación.
- ¿Qué es la imaginación?
- El medio de transporte que te permitirá ir a donde quieras, y hacer lo que quieras, incluso con la pierna rota.
- ¿De verdad?- Preguntó Marina con cierta incredulidad. 
- De verdad. 
- ¡Vaya!. ¿Y qué tiene de especial este sitio?
- Contiene algo llamado libros, muchos libros. Y cada libro te permite hacer un viaje distinto.
- Libros… -Dijo Marina pensativa y añadió: - Utilizo libros en el cole, sé lo que son, o eso creo. Pero no me hacen viajar. 
- ¿Cómo que no? Te ayudan a aprender. Y aprender es un viaje. Pero, además de los libros del cole, existen otros que nos llevan a otros lugares.  
- Tito, eso quiere decir que si leo uno de esos libros, viajaré como tú.
- Más o menos. Te convertirás en toda una exploradora. ¿Quieres que entremos en la biblioteca e iniciemos un viaje, juntos?
- Claro que quiero. - Respondió Marina con convicción y entusiasmo. 
Marina y Julio entraron en la biblioteca. Marina miraba fascinada todo lo que le rodeaba, nunca había visto tantos libros juntos. Libros de todo tipo, de todos los colores y tamaños que uno podía imaginar. 
La bibliotecaria, Samira, una joven india de unos 25 años, se acerca amablemente a ellos y les pregunta con una amplia sonrisa: - Buenas tardes. Mi nombre es Samira. Soy la bibliotecaria. ¿En qué os puedo ayudar?
- Buenas tardes, Samira. Mmi sobrina Marina y yo queremos hacernos el carnet de biblioteca.
- Muy bien, para ello necesito que rellene esta ficha y una foto de carnet. Pueden rellenar la ficha en esa mesa. Cuando terminen, me la pueden entregar aquí mismo. – Dijo Samira señalando una gran mesa con varias sillas situadas a la entrada de la biblioteca. 
Marina y Julio se sentaron en la mesa. Julio comenzó a rellenar ambas fichas. Marina miraba a su tío con gran curiosidad.
- Tito, ¿Qué es esa ficha?
Julio sacó su pasaporte del bolsillo de su camisa y se lo mostró a Marina.
- Para viajar necesitamos este documento llamado pasaporte. Cuando vamos a otro país, le ponen un sello.
- Tú tienes un montón.- Dijo Marina riendo.
- Sí. Como soy explorador he viajado mucho.
- ¿Y qué tiene que ver esto con la ficha que estas escribiendo ahora?
- Esta ficha es el pasaporte que nos permitirá tener acceso a todos esos libros.- Dijo Julio señalando las estanterías de la biblioteca. 
- ¿Y para qué la foto?
- La foto es para que nadie pueda viajar en nuestro lugar.
- Entiendo.- Dijo Marina con ciertas dudas.
Julio terminó de rellenar las fichas con la ayuda de Marina y entregó ambas a Samira.
- Aquí tiene, Samira. Las fichas y las fotos.
- ¿Tenías una foto mía, tito? - Preguntó Marina a Julio.
- Claro que sí, siempre te llevo conmigo. Ahora necesitaré una foto nueva.
- Podemos hacernos una los dos, durante tus vacaciones.
- Me parece una buena idea Marina.
- Aquí tenéis vuestros carnés de biblioteca provisionales. En aproximadamente un mes, llegarán los definitivos a la dirección que nos habéis dado. – Dijo Samira, interrumpiendo la animada conversación entre tío y sobrina.
- Muchas gracias, Samira.- Dijo Julio mientras daba a Marina su primer carné de biblioteca.
- Gracias tito. ¡Qué chulo! Es mi primer carnet.- Dijo Marina orgullosa.
- Marina, es hora de volver a casa.- Dijo Julio mirando el reloj con cierta preocupación. 
- Pero si no hemos viajado.- Dijo Marina con rabia.
- No hemos tenido tiempo, pero mañana podemos volver y hacer ese viaje.
- Bueno vale. – Dijo Marina con cierto tono de conformismo.
- Hasta mañana, Samira.- Dijeron tio y sobrina.
- Hasta mañana. – Contestó Samira con gran amabilidad.
Marina y Julio volvieron a casa. Carlos y Sara preparaban la cena en la cocina.
- Papá, mamá. Mirad mi carnet de biblioteca.- Dijo Marina entusiasmada.
- ¡Vaya Marina! Tu primer carnet.- Dijo Sara abrazando a su hija.
- Ya eres una niña grande.- Dijo Carlos dando un beso en la mejilla a su hija.
- Sí. Y mañana volvemos a la biblioteca para viajar- Mi pierna rota no me impide usar la imaginación. ¿Verdad que no, tito? - Marina explicaba a sus padres  todo lo que había aprendido aquella tarde.
Escena en la que vemos a la familia feliz, escuchando las experiencias de Marina. Y a Julio observando orgulloso a su sobrina. 



Dibujos Realizados por Ana Sira Ilustraciones y dibujo.

1 comentario:

  1. Esta historia, en principio iba a ser un guión de un programa infantil de televisión. Pero se ha reconvertido en un cuento, inacabado, pero que espero acabar. Le dedico esta historia a mi tío Julio, que es para mi alguien muy importante en mi vida. Que ha sabido enseñarme a ver las cosas desde otro punto de vista.

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