Entrevista a Manu García
Cardiópata adulto al que conocer a otras personas con cardiopatía le cambio la vida.
Nombre: MANU GARCIA RUBIO
Edad: 50
Profesión: GRADUADO SOCIAL
Estado civil: CASADO
Ciudad: PAMPLONA
En primer lugar quiero agradecerte esta entrevista, Manu.
Es una gran oportunidad conocer tu historia. Eres uno de esos cardiópatas
adultos que ha tenido que enfrentarse a la enfermedad sin la existencia de
asociaciones.
Para
empezar me gustaría que te presentarás, explicando lo que quieras sobre ti:
Agradezco la oportunidad de poder contar un poco lo que
ha sido mi vida con una cardiopatía congénita.
Me
llamo Manu, tengo 50 años y nací con lo que normalmente se llama “soplo
grande”. La cardiopatía, sin duda, ha marcado mi vida y la de mi familia,
porque nací con ella y con ella he tenido y tengo que convivir. Estoy contento
con la vida que he llevado porque dentro de las limitaciones normales, me ha
permitido estudiar, hacer deporte moderado y seguir trabajando hasta el día de
hoy.
¿En
qué año y donde naciste?
Nací en el siglo pasado, allá por el año
1963, en Bilbao.
¿Cuál es tu cardiopatía?
Mi cardiopatía es una comunicación interventricular. No es de las denominadas severas aunque con el tiempo estás patologías tienden a agravarse.
¿En
qué momento detectaron tu cardiopatía?
Me detectaron la cardiopatía a los 7 u 8
meses de edad y a los 9 meses me operaron por primera vez en Bilbao. La
“corrección completa” de la Comunicación interventricular me la hicieron en el
hospital La Fe de Valencia a los 11 años de edad.
¿Cómo
se vio afectada tu vida por la cardiopatía?
La cardiopatía me afectó desde el minuto
uno de mi vida porque es algo con lo que nací.
En mi caso en el colegio me dejaban
sentado en las clases de gimnasia, cosa que no me hacía ninguna gracia. Para
una asignatura que había divertida, no me dejaban participar.
Posteriormente empecé mi peregrinar por
los hospitales con objeto de realizarme cateterismos y eso hace que en los
estudios siempre fuera a trancas y barrancas.
A medida que vas siendo mayor el hecho
de mostrar en público las cicatrices se convierte en un calvario ya que la
gente te mira no sé muy bien si con compasión o simplemente porque no eres
igual al resto del mundo.Las operaciones que se hacían antes no son como las de
ahora. Yo tengo una cicatriz enorme y este hecho me marcó hasta el punto de
pensar que ninguna mujer iba a querer compartir mi vida cuando fuese adulto.
Afortunadamente las cosas fueron mucho
mejor: mi cardiopatía me ha permitido llevar una vida “normal”, hice la carrera
de Graduado Social y trabajo desde muy joven en lo que me gusta. Conocí a mi
mujer y con ella aprendí que aunque tengamos los corazones rotos, lo importante
es lo que ese corazón siente y transmite. Tengo dos hijas maravillosas y estoy
contento con la vida que llevo.
Creo que lo importante es asumir la
cardiopatía como algo impuesto y a partir de ahí intentar llevar una vida lo
más activa posible en los estudios, el trabajo, etc.
¿Qué
sabías de las cardiopatías congénitas?¿Conocías a más personas con enfermedades
similares?
De las cardiopatías congénitas no sabía
absolutamente nada, porque mis padres me decían que tenía algo en el corazón,
pero nada más.
Las primeras personas que conocí con
cardiopatías congénitas fueron dos chicas en la Fe de Valencia, cuando fui a
operarme por segunda vez y estuve un mes ingresado.
¿Cuándo
y cómo conociste a otras personas con cardiopatías congénitas?¿Que supuso
conocerlas para ti?
He estado 30 años sin
conocer a nadie con cardiopatías congénitas. La entrada de Internet ha sido la
forma de conocer a otras personas con mis mismos problemas y me he dado cuenta
que no estoy solo. Inicialmente conocí a la Fundación Menudos Corazones y luego
también he conocido a otras asociaciones de afectados tanto de niños como de
adultos.
Creo que lo importante es
que todos rememos en la misma dirección y que los niños que hoy nacen con una
cardiopatía tengan una calidad de vida digna que les permita desarrollarse en
todos los ámbitos de la vida. La labor de los padres es fundamental desde que
el niño nace ya que ellos luego se hacen “especialistas” en cardiopatías por toda
la información que obtienen, que les permite poder aconsejar y ayudar de verdad
a otros padres.
¿Qué
papel crees que tienen las asociaciones que apoyan a familias y afectados por
cardiopatías congénitas?
Las asociaciones tienen un
papel fundamental y necesario en nuestra sociedad. Antes los padres que tenían
un hijo cardiópata no sabían dónde acudir. Hoy existen muchas asociaciones que
en un primer momento te dan palabras de ánimo y de tranquilidad y que siempre
están ahí para cualquier cosa que puedan necesitar. Recomiendo a los padres de
los niños y a los adultos que se dirijan siempre a las asociaciones y
fundaciones que son expertos en cardiopatías congénitas y en todo caso deben
hacer lo que sus cardiólogos les comenten.
Mi opinión particular es que
ya que todos vamos en el mismo camino se deberían unir fuerzas entre
fundaciones y asociaciones, cosa que hoy aún no se hace.
¿Cuáles
han sido las mayores dificultades a las que te has tenido que enfrentar a causa
de la cardiopatía?
Las mayores dificultades a las que me he
tenido que enfrentar son las propias limitaciones que la cardiopatía me ha
producido, como es la realización de ejercicio físico moderado, el hecho de
sentirme diferente al resto del mundo por las cicatrices.
Dirías que ser cardiópata, te ha
aportado algo positivo. ¿El qué?
El hecho de ser cardiópata tiene de
positivo que he madurado antes que el resto de las personas.
¿Cómo es tu vida actualmente (trabajo,
familia, deporte, visitas médicas…)?
Mi
vida actual es bastante normal. En el trabajo no tengo problemas. En mi familia
saben que tengo la cardiopatía y que tengo que llevar una vida moderada, sin
excesos de ningún tipo. Me gustaría hacer más deporte pero por la medicación
que tomo y porque la enfermedad siempre está ahí me veo bastante limitado en
este aspecto. Las visitas médicas son cada vez más frecuentes con continuas
pruebas porque las cardiopatías con el tiempo se van agravando y este es un
hecho que tenemos que asumir.
Para terminar te gustaría añadir algo:
Me gustaría recordar a nuestra compañera
recientemente fallecida Agus Robles, que la recordaremos siempre. Allá donde
esté.
Muchas
gracias por tu testimonio Manu.