miércoles, 19 de septiembre de 2012

REVISTA MENUDOS CORAZONES Nº 22


LA OPINIÓN DE LOS LECTORES 

CORTO "CARDIOPATÍA"


He tenido la oportunidad de vivir una nueva e inolvidable experiencia, nada más y nada menos que participar como testimonio en un corto, titulado “CARDIOPATÍA”. César Ríos lleva más de un año, luchando para llevar al cine un tema complejo, las cardiopatías congénitas. Pero tras una larga lucha, muchas horas de rodaje y trabajo duro, CARDIOPATIA será una realidad, y lanzará un mensaje de esperanza a los cardiópatas y  a sus familias.

El corto aborda dos puntos de vista, el de una niña con cardiopatía y el de una madre de un niño cardiópata. Papeles interpretados por Carlota García y Marta Nieto.
Del guion original, de la idea inicial a lo que realmente se pudo hacer, hay diferencia pero sobretodo hay mucho esfuerzo. El guion es inteligente y sensible, que consigue fácilmente la identificación con sus personajes. Testimonios de todo tipo participaron en el rodaje. Un padre que perdió a su hijo con cardiopatía y sigue su lucha organizando la carrera popular solidaria de Hortaleza, entre otros actos. Un padre y su hija de dos años, una niña preciosa e inquieta cardiópata. Una Cardióloga, que me dio esperanza con sus palabras sobre que el futuro siempre juega a favor de los cardiópatas, ya que actualmente hay más recursos que hace diez años, y dentro de diez años habrá más recursos que hoy. Una enfermera de cardiología pediátrica, que dejo claro que aunque no se puede cambiar nuestro diagnostico, se puede acompañar con profesionalidad, pero sobretodo como persona. Y por último dejando a un lado la vergüenza y el miedo, compartí mi testimonio como cardiópata adulta. La doctora puso énfasis en que el termino cardiópata puede ser un estigma, yo afortunadamente nunca me he sentido así, tal y como dije durante mi testimonio mi familia y en especial mi madre, se han esforzado en normalizar mi situación, me han inculcado que ser cardiópata es tan solo, parte de mi vida.

Como anécdota destacar que el sueño de César de llenar el salón de actos con personas vinculadas al mundo de las cardiopatías, no pudo hacerse realidad, por lo que él mismo saldrá en su propio corto, como reconocidos guionistas del talento de Stam Lee, Alfred Hickkos, Woddy Allem y muchos otros… Y fue necesaria la colaboración de estudiantes del Colegio Mayor de Loyola como extras, estudiantes que en ese momento se encontraba en la cafetería viendo el fútbol y de repente se convirtieron en improvisados actores.

Es una pena que más personas vinculadas al mundo de las cardiopatías no se animaran a participar. Solo me queda agradecer a César y a todo su equipo el esfuerzo por llevar a cabo un trabajo tan y tan bonito y esperanzador. A mi me ha ayudado participar en este acto, recordar que en la oscuridad siempre podemos encontrar una luz de esperanza, y que si estamos aquí es para ganar. 



RINCÓN ARTÍSTICO

UNA MISMA INFANCIA 


Tres lindas niñas compartían su infancia, su amistad parecía eterna. Compartían penas y alegrías, todo tipo de juegos y de vivencias. Uno de sus juegos favoritos era el de “Papás y Mamás”.

Todas soñaban con ser madres algún día, tanto era así que durante su adolescencia, en unos de sus habituales paseos de fin de semana, las tres se quedaron paradas ante el mismo escaparate, en el que se podía ver un hermoso vestido, con una característica particular, se trataba de un precioso vestido de color azul cielo de premamá. No era el típico vestido ancho, sin forma, que busca disimular el embarazo. Aquel vestido era distinto, era precioso, sencillo y elegante al mismo tiempo.
Una de ellas ante aquella situación dijo: - ¿Os imagináis el día que alguna de nosotras pueda llevar ese vestido?- Sus compañeras no dijeron nada, simplemente le miraron con cara de sorpresa, veían aquel día muy lejano.

Aquella pregunta no se hizo porqué si, hacía poco que habían visto un vídeo sobre un parto en clase de Biología, y aquel tema estaba sobre la mesa. La niña, no tan niña que dijo aquella frase, era muy aprensiva con la sangre, en cambio sentía admiración por el milagro de la vida. Pero aquella inocente niña desconocía lo que el destino le deparaba al crecer, ya que tenía una cardiopatía congénita. Por lo que un embarazo y posterior parto podían poner en peligro su vida y la del bebé. Noticia que no conoció hasta los quince años, y de la que no se hizo consciente hasta tener novio. Las dificultades para ser madre biológica, entristecieron enormemente a la niña que lo deseaba con todas sus fuerzas, a la adolescente que soñaba con llevar un vestido azul de premamá y a la mujer adulta con pareja.

El tiempo había separado a las tres niñas, las promesas de amistad eterna se desvanecieron y siguieron caminos distintos.

Años más tarde, el destino las volvió a unir. Una de ellas vestía de azul claro, un vestido precioso de premamá, el mismo vestido que años atrás las tres amigas admiraban en un escaparate. A pesar de que aquella amistad no fue eterna, las compañeras se alegraban de la fortuna de su compañera, aquel día que veían tan lejano, por fin había llegado.

La joven niña que dijo una inocente frase,  lo recordó como si estuviera viviendo aquel momento de nuevo. La alegría que sentía por su amiga se mezclo con una pena inmensa, al darse cuenta que ella quizás nunca podría vestir aquel vestido azul, que quizás nunca sentiría crecer a un ser en su interior.

Aquella noche, aquella niña inocente, convertida en mujer adulta, se fue a dormir con cierta tristeza. Por fortuna aquella tristeza se desvaneció, cuando su pareja la abrazo fuertemente. En aquel instante dejo de pensar en lo que la vida le negaba y comenzó a dar gracias por todo lo que si tenía. A pesar de todo, ser madre biológica no era la única forma de ser madre. Y cada vez que veía a un niño o niña sonreír, sentía que su día de ser madre, aún estaba por llegar.




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