Todos algunas vez, hemos realizado la temida
limpieza de armarios. Una tarea que resulta agotadora y que suele llevar mucho
tiempo. Este cansancio que nos produce ordenar, clasificar y recolocar objetos
o prendas de vestir, resulta tan agotadora porqué conlleva un gran esfuerzo
mental. Cuando ordenamos una habitación o un armario, no estamos simplemente
llevando cosas de un lado a otro y tirando o desechando lo viejo o lo que ya no
nos sirve. Nuestro subconsciente está procesando recuerdos ligados a estos
objetos o prendas, reviviendo algunas situaciones y decidiendo si ese recuerdo
nos resulta útil o no.
Cuando decidimos guardar un objeto, seguimos vinculados/as
a una serie de sensaciones que nos evoca,
sensaciones que pueden ser tanto alegres como tristes o incluso agridulces.
Pero si lo dejamos ir de alguna forma estamos dejando paso a lo nuevo.
No queremos decir con esto, que haya que deshacerse de
todo y menos en los tiempos que corren. Significa que no resulta positivo para
nosotros quedarnos ligados a una prenda familiar hasta el infinito y más allá,
indistintamente de que los recuerdos ligados a ella sean positivos. Hay que
avanzar y dejar espacio a lo nuevo, aunque esto nos asuste. Lo único que
tememos es a un futuro que está por llegar y quizás a un presente que no somos
capaces de apreciar.
Todos hemos tenido una prenda de vestir, que hemos
llevado una y otra vez, hasta que no nos ha quedado más remedio que tirarla
porqué se había roto, y aún así, hemos mostrado cierta resistencia a deshacernos
de ella. Quizás porqué hemos vividos muchos momentos especiales con ella como:
ir al concierto de nuestro cantante favorito con ella, conocer a una persona
especial, pasar una noche inolvidable con los amigos….
También hemos tenido o por lo menos oído hablar de
las prendas u objetos de la suerte, esa prenda especial que nos da suerte en un
examen o en una cita. Esa pata de conejo, el trébol de la suerte, o un simple llavero que nos regaló alguien
especial…..Con todos estos procesos, ligamos nuestras emociones a nuestros
objetos o prendas de vestir. Con el paso
del tiempo estas prendas u objetos se desgastan y debemos decirles adiós, lo
que a veces no resulta fácil., pero es necesario.
Sino dejamos espacio a lo nuevo, corremos el riesgo
de anclarnos eternamente a nuestro pasado.
A veces el peso del pasado nos ayuda a recordar quienes somos y nos
resultan necesarios para afrontar el futuro, pero solo si somos valientes y dejamos que el
pasado se marche, dejaremos espacio para
vivencias nuevas, lo que nos permitiría vivir intensamente el presente y construir
el futuro.
Estas limpiezas de armario, pero sobretodo de
emociones y recuerdos, son muy necesarias en el proceso de duelo. Cuando perdemos
a una persona querida, ya sea porqué ha fallecido o porqué hemos sufrido una
ruptura sentimental o de cualquier otro tipo, dejar ir sus pertenencias nos
ayuda a afrontar la perdida.
Por supuesto, cada persona necesita un tiempo y hay
que respetarlos. No es necesario deshacerse de todo al mismo tiempo, de hecho
realizar esta limpieza de forma brusca y sin estar preparados, no resultará de
ayuda, al contrario puede agravar el dolor. Nosotros mismos seremos capaces de detectar
cuando estamos listos para dejar ir ciertas pertenencias de esa persona, solo
hay que escuchar a nuestro subconsciente.
Las limpiezas son imprescindibles para nuestra
salud, dejar espacio físico equivale a crear espacio en nuestras vidas.